Ejercicio físico
2m

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Seis meses haciéndome el loco

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Hay mil secretos para mantenerse en forma: pero el más importante es tener libertad. Cuando estás encerrado pocas veces aparecen mujeres, y entonces el hombre es dado a dejarse estar del cuerpo y del alma. Yo, por ejemplo, hace fácilmente dos años que no me corto las uñas de los pies.

Sin embargo, algunas veces intento hacer algún ejercicio para verme mejor. El más eficaz es gritarle «guarra» a la enfermera Sara. Por alguna razón, ella tiene un sistema auditivo muy potente y un humor maltratado, entonces coge lo primero que encuentra (una escoba, una fregona, una botella rota) y comienza a perseguirte a los gritos. No queda más que trotar delante, para que no te coja y te quite un ojo. A veces hacemos carreras, el Gelatinas y yo. Nos calzamos las bambas, nos ponemos en posición de fondistas, levantamos el culete al cielo y esperamos a que pase Sara. Entonces decimos a coro: 

—Preparados, en sus marcas… ¡guarra!

Y salimos corriendo para el lado del patio. Y ella viene detrás, con los ojos inyectados en sangre. 

El Viejo Ignasi, que es un pervertido, asegura tener una muchacha invisible con la que mantiene relaciones sexuales en el patio. Para el resto del mundo, el viejo hace flexiones y abdominales, pero en realidad (siempre según él) lo que está haciendo es sexo duro. Si yo tuviera las alucinaciones del viejo, me pasaría las tardes haciendo ejercicio. Pero mi locura no es ver muchachas invisibles.

Una vez, hace dos años, el doctorcito V. nos trajo a un señor que venía los lunes a obligarnos a hacer gimnástica tradicional. Nos daba un balón a cada uno, nos daba una soga, nos daba unos palos, y por último nos daba gritos. Durante la hora de ejercicio todo iba de maravillas. 

El problema surgía después. Es humanamente imposible convencer a un loco de que devuelva balones, palos y sogas. El enfermo mental se encariña muy fácilmente con esas cosas. 

Al tercer lunes el buen señor no vino más, y le puso una demanda al hospital para que le pagasen todos los elementos robados. Aún conservo dos pelotas de goma, un guante y una colchoneta vieja.

Los latinos aconsejaban mens sana in corpore sano. Nosotros, ni lo uno ni lo otro. Aunque siempre soñamos con poder correr la maratón, que es el mejor de todos los deportes. Consiste en que te abran la puerta de la calle y salgas disparado hasta donde te dé el cuerpo. Y la mente.

Xavi L.
(Personaje de una novela de H. Casciari)