Durante mi ausencia, un grupo de comentaristas rebeldes y una máquina escupespam intentaron, con todas sus fuerzas, convertir Orsai en un nido de ratas. Esta anarquía me hizo acordar a las épocas en que mis padres se iban a Mar del Plata y yo me quedaba en casa 'a estudiar', porque me había llevado todo a marzo.
Mientras no estuvimos en Mercedes, creo yo, el Caio, el Nonno y la Sofi anduvieron haciendo fiestas nocturnas sin permiso. Yo me lo venía olfateando, pero esta mañana ya encontré pruebas irrefutables. Fue justo cuando quise alcanzar las chancletas abajo de la cama. El grito que pegué despertó a toda la casa: