Hace veinte años mi amigo el Chiri y yo descubrimos, por casualidad, que la mejor manera de caminar es hacerlo como un mono que, mientras trota, se estuviera convirtiendo en avestruz. Esta forma de andar es mucho más cómoda y veloz que la manera habitual, y a todas luces menos cansadora. Con el Chiri solíamos dar largos paseos utilizando este método de tracción, a la vez que nos preguntábamos: «¿Por qué la gente no se desplazará así, por qué todo el mundo ha elegido la variante más difícil?». Dimos con la respuesta en 1991, cuando nos llevaron presos a causa de caminar distinto.
Hace veinte años mi amigo el Chiri y yo descubrimos, por casualidad, que la mejor...