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Pausa
Una mañana hubo una especie de simulacro de bombardeo en medio de la guerra de las Malvinas, en mi escuela. Yo estaba en la primaria, me cagué de un susto abajo del pupitre. Y ya de grande, no hace mucho, me escribí una carta, a mí mismo, al pasado, que dice así.
Una vez apareció un humorista de chistes verdes en la tele y dijo que «culo» y «concha» no son malas palabras; que las verdaderas malas palabras son «hambre» y «guerra». Justo pasaba mi hija de cinco años por enfrente y la boluda se pensó que «guerra» era una mala palabra, que era una grosería.