A la noche vienen el Negro y la Aurora Peroti a cenar a casa. Como son medios fifí salí hace un rato a buscar como veinte cosas al Coto, y me doy cuenta en la calle que me olvidé adentro de casa la lista de las compras y la llave para entrar. O sea que ni compro ni entro. Una cagada.
Ya nos habíamos hecho a la idea, pero es feo verlo: como no llegamos a juntar lo de la multa, hace un rato vino gente de la Intendencia y se nos llevaron la tatadiós arriba de un camioncito. (Todavía estoy temblando de los nervios).
Como si nos costara poco traer el pan, el Caio pasó un rojo y nos cayó una multa. Ciento diez pesos por lo del semáforo, y doscientos cinco porque es menor de dieciséis. Total: trescientos quince mangos que hay que pagar o nos secuestran la tatadiós, que trascartón es la única movilidad que tiene el Nacho para ir al puesto.