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Pausa
Mis compañeros están preparando, en secreto, una fiesta para homenajearme. Van de aquí para allá, sigilosos y con gesto de misterio. El Gelatinas intenta distraerme para que yo no pise el patio, que es donde están organizando todo. El Vizconde lleva dos larguísimas guirnaldas de colores en los bolsillos, camino al patio.
Justo que tomé coraje para encarar a la Negra Cabeza y decirle que estaba despedida, que ya no la necesitábamos, que te garúe finito, ella me dice que se vuelve a Asunción, que ya no contemos con su servicio. ¡Hasta en eso me cagó la yegua, ni siquiera me deja el placer de echarla a patadas!