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Pausa
Durante la infancia mi mamá mandaba a mi hermana, solamente a mi hermana, a hacer los mandados al almacén de enfrente. Nunca, jamás, me mandó a mí. Yo empecé a ir al almacén a los trece años, por propia voluntad, a buscar cigarros para mí.
Los hombres somos una colección de errores y desatinos. Somos el corcho blanco de poliestireno donde el coleccionista pincha sus insectos disecados más comunes: el miedo, la indiferencia, el egoísmo. Y también sus bichos muertos inhallables: el amor, la cortesía y la serenidad.