La vida por delante
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Pausa

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Los consejos de mi abuelo facho

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Diez de la mañana. Alex y Lucas están haciendo monigotes de arcilla en la mesita de Sala Verde, supervisados a veces por la señorita Claudia, y otras veces solos. Los demás niños, en grupos de a dos, hacen lo mismo en otras mesas.

ALEX.- Ahora es un viva la pepa, pero el año que viene olvidate de la plastilina, de cantar el elefante trompita, del vaso plegable…

LUCAS.- Me asustás Alex… ¿Es para tanto?

ALEX.- ¿La primaria? (con gesto superado) Es lo peor que hay en el mundo, chabón.

LUCAS.- ¿Peor que las cosas hervidas y aplastadas?

ALEX.- ¡Peor que darle un beso a la abuela de otro! Pasás de ser el más grande del jardín a ser el más chiquito de la escuela. Además te genera ansiedad: mi hermano se volvió a mear de noche, y ya tiene como siete.

LUCAS.- Con lo que cuesta retener…

ALEX.- Es lo que digo yo.

LUCAS.- (Después de una pausa) ¿Y para qué existe la primaria, si acá en salita verde ya nos enseñan todo?

ALEX.- ¡Qué ignorante que sos, Lucas! Hay una pila de cosas nuevas… Acá nos dan una base teórica: ya sabemos recortar, okey. Sabemos hacer collage, (duda) hasta te diría que sabemos cantar a coro… Pero hay ventiocho cosas más que acá no las enseñan.

LUCAS.- (Abriendo los ojos con sorpresa). ¡Qué loco! ¿Y veintiocho es mucho o es poquito?

ALEX.- ¿Ves lo que te digo? Nos llenamos la boca diciendo números, pero no tenemos la más puta idea de cuánto es.

LUCAS.- Cinco es así (muestra la mano abierta), pero hasta ahí llegó mi amor. Dicen que hay más.

ALEX.- Claro que hay más… Está el ‘doce’, que es el auto de mi viejo; está el ‘trenticinco’ que son los años de mi mamá, y el ‘octavo’ que es donde vive mi abuela. Hay números por todos lados.

LUCAS.- Mi vieja cuando me hago el que lloro me dice ‘no me hagás un numerito’.

ALEX.- ¿Ves? Llorar también es un número.

LUCAS.- (Pensativo, mientras aplasta su monigote de arcilla) ¿Viste que a veces te empezás a hacer el que llorás y a la mitad empezás a llorar en serio?

ALEX.- Qué alivio…, pensé que era un problema mío. (Reflexivo) Te revienta la garganta hacerte el que llorás.

ALEX.- Pero vale la pena.

LUCAS.- Yo al escaletrix me lo beneficié a llanto falso. A mis viejos les hice un histérico desde un viernes a la tarde hasta el domingo que empezó Sofovich.

ALEX.- ¿Sin parar?

LUCAS.- Paré dos veces para quedarme dormido, pero en la cama me cagué encima bien cagado.

ALEX.- ¿Chirlito?

LUCAS.- Chirlito, obvio. No fueran a pensar que me había olvidado.

ALEX.- Los padres piensan que uno se olvida de todo. ¿Viste que a cada rato te preguntan ‘cómo te llamás’?

LUCAS.- Sí. Y les tenés que decir el apellido y todo, como si no supieran.

ALEX.- Cuanto más rapidito se lo decís, más se emocionan.

LUCAS.- Son re boludos los padres, y eso que hicieron la primaria.

(Suena el timbre)

ALEX.- ¡Recreo!, ¿Querés que caguemos a trompadas a un nene más chiquito?

LUCAS.- Dale.

ALEX.- ¿O mejor nos mostramos el pito en la galería?

LUCAS.- Las dos cosas, si querés. Si tenemos la vida por delante.

(Telón)

Hernán Casciari