Viajar en el tiempo
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Seis meses haciéndome el loco

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Pienso en la posibilidad de que exista una máquina del tiempo y me pregunto: ¿a qué parte de mi historia debería ir, qué acto tendría que cambiar, para que el futuro no me encontrase aquí, encerrado? ¿O sería mejor ir más atrás y salvar a España del nacimiento de Franco, o de David Bisbal?

Los héroes prefieren cambiar el mundo. Pero yo quisiera salvar mi vida. Me parece mucho más importante que la historia global. Cuando exista la máquina del tiempo, yo haría diez viajes principales: 

Uno. Viajaría a 1985, cuando yo estaba enamorado de Carmen, y le estamparía un beso en la boca durante el recreo. (Siempre he creído que no lo hice por cobarde, y que ella, de algún modo, esperaba de mí ese gesto). 

Dos. Viajaría a 1492, trataría de contactar con Cristóbal Colón, y le diría que no viaje, que se quede en casa cuidando de sus hijos. Pues en el momento en que descubra América aparecerían países que nos ganarían siempre al fútbol.

Tres. Viajaría a 1977, justo al día en que mi padre me pegó por primera vez, y le pondría laxante en la comida. 

Cuatro. Viajaría al último día del año 999, cuando casi todos estaban acojonados por el fin del mundo, y vendería parcelas en el cielo a los suicidas. Con el dinero ganado me compraría Constantinopla y sería Rey. 

Cinco. Viajaría a 1991, al día en que mi madre me compró la motoreta, y correría el riesgo de escaparme a viajar por Europa. Conocería los pueblos de Portugal, las campiñas francesas y estaría con señoritas mochileras, a las que les regalaría terrenos en Constantinopla. 

Seis. Viajaría al año 33 y le diría a Cristo que no haga el esfuerzo de volver al tercer día, que es en vano, que los hombres seguiríamos siendo imbéciles. También le daría un poco de agua, cuando tenga sed. 

Siete. Viajaría a diciembre de 1983 y compraría una entrada para ver el partido España-Malta, para poder decir «yo estuve allí» y que sea cierto.

Ocho. Viajaría a Nueva York en diciembre de 1980 y me pondría a conversar con Mark Chapman. Le daría mucha charla, mucha mucha, para que llegue tarde al asesinato de John Lennon. 

Nueve. Viajaría al segundo fin de semana de mayo de 1993, el día que murió mi padre, y trataría de no matarlo.

Diez. Volvería al día de hoy, justo a hoy que se cumplen catorce años exactos de la muerte de mi padre, y él estaría vivo, y yo estaría libre. Y entonces sí, con todos mis sueños cumplidos, volvería a matarlo. Pero por primera vez.

Xavi L.
(Personaje de una novela de H. Casciari)