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Pausa
Cuando volvió de México, mi amigo Comequechu nos contó una historia. Dice que va paseando él, con su mujer y con su hija, por las calles de Jalisco y entonces descubre, a dos pasos, la imponente Universidad de Guadalajara.
A su regreso de México, mi amigo Comequechu nos contó una historia. Dice que va paseando, con su mujer y su hija, por las calles de Jalisco y entonces descubre, a dos pasos, la imponente Universidad de Guadalajara. En la puerta hay un cartelito con información para turistas, y lee que allí están los bustos de todos los ganadores del premio Juan Rulfo de literatura, que concede esa casa desde 1991. Sin dudarlo, arrastra a su familia por los pasillos. «Vamos a ver el monumento a Cayota», les dice.