Lo diré claramente y sin preámbulos: si no hubiera sido por la música me habría suicidado en este hospital o en cualquier otro. No; no es una metáfora. Si no fuese por la música (la que compongo, la que escucho, la que pienso) yo no estaría ahora mismo aquí. La música es lo único que comprende mi cabeza en cualquier estado. No importa si estoy depresivo, ansioso, contento, aletargado o zombi. La música es un algodón que emparcha los huecos del silencio, cuando el silencio me aterra. Si me dieran a elegir entre la música y la comida (que es mi otro gran amor) me iría cantando muerto de hambre hasta el fin del mundo.