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Pausa
Yo estaba pasando ese verano en Mercedes porque mis viejos estaban de vacaciones afuera. Creo. Chiri llegaba los viernes de Buenos Aires muy de madrugada, y pasaba por mi casa para ver si yo estaba despierto. Si veía luz en la pieza, me tocaba el timbre y nos íbamos a emborrachar por ahí.
El mes pasado me invitaron a presentar un libro en Buenos Aires. Y como era un libro sobre fútbol, al final de la charla el director de la editorial nos invitó a jugar un partido de metegol (ese invento español al que sus creadores llaman, erróneamente, futbolín). Hacía años que no jugaba al metegol, pero por suerte me tocó de compañero un filósofo muy prestigioso y pudimos ganar. Nuestros contrincantes eran el autor del libro y el director de la editorial. De los tres, a este último lo conocía desde la juventud.