Hoy ha llegado un terapeuta nuevo, muy joven e inexperto, con ideas novedosas en la cabeza, el pobrecillo. No deberían traer doctores tan jóvenes, porque se les nota que están acojonados, y con razón. Este muchacho hace muy poco que es doctor, y nosotros hace ya muchos años que estamos locos. No puede competir. El terapeuta nuevo nos ha dicho que debíamos hacernos regalos.
Yo creo que la gente común le tiene miedo al «lavado de cerebro» por culpa de las sectas y de la película La Naranja Mecánica, pero en realidad no es algo tan malo. A mí me gusta que me laven el cerebro una vez por mes (ayer tocó), porque a la salida me siento mucho más liviano y con las ideas más claras. También un poco imantado, pero eso ya es otra cosa.