Fernando laburaba de funcionario en el Ayuntamiento de Alicante. Un pibe buenísimo (un día que estuvo en Barcelona pasó por casa). A Carla la conozco solamente por mail y por messenger. Se habían conocido en Ibiza. Fernando era de esa clase de gente que no descolla en una mesa grande, pero que mano a mano te hace cagar de la risa. Tocaba el bajo, y sabía mucho, pero mucho, de php. A los dos meses que su mujer habilitó su blog, él también abrió uno: «Caballo Podrido» se llamaba, y hablaba casi exclusivamente de música. El de Carla se llamaba «El mundo de Carla», y no tenía un tema en particular. Ella fue siempre más volátil.
Ahora los blogs están dados de baja, a pedido del Juez. Incluso el fotoblog de Pablito está bloqueado temporalmente.
La pelotera entre ellos empezó por una boludez, como pasa siempre en los matrimonios. La diferencia, en este caso, es que la tensión se empezó a notar en sus blogs, y los amigos que entrábamos nos dábamos cuenta.
Primero Fernando borró a la mierda el link a la página de Carla. Así, de un día para el otro. Y a la semana Carla quitó el enlace a «Caballo Podrido». Eso fue en marzo de este año. Más o menos por esa época, Carla cambió la foto del menú, y se puso una foto de ella mucho más sexy. Fernado era terriblemente celoso, y esto le rompió las bolas más que nada en el mundo.
Ninguno de los dos hablaba, en sus blogs, de la crisis por la que estaba pasando el matrimonio. Pero se notaba la tirantez porque ya no tocaban temas familiares, ni de pareja. Si vamos al archivo de sus bitácoras, por ejemplo, notamos que al principio posteaban sobre recitales a los que iban juntos, o películas que habían visto, etcétera. Desde marzo y abril, cada cual hablaba de sus cosas. Cero de vida en común. Una vez Carla estaba contando una anécdota sobre Pablito, y escribió «entonces llega el padre». El padre. No escribió «Fernando», ni «Nando» como le decía antes. Escribió «el padre». Nosotros nos dábamos cuenta de esas sutilezas.
En mayo ya no hizo falta hilar tan fino. Parece que las cosas en la pareja iban cada vez más para el orto, porque Fernando empezó a dejar comentarios fuertes en el blog de Carla. Uno en particular, del 12 de mayo, nos puso a todos los lectores muy incómodos. Fue en un post donde Carla hablaba de algo que se había cocinado ese día. El comment 12 es de Fer, y dice:
«Mentira. Tú no sabes cocinar ni sabes hacer nada».
Ése fue el detonante. Si hasta ahí se habían cuidado mucho de no involucrarnos en sus quilombos, desde el comment de Fernando se soltaron las mechas los dos y empezaron a tirarse artillería pesada, cada uno desde su página. Empezaron a dejarse docenas de comentarios ofensivos entre ellos, incluso en posts antiguos, de la época en que estaban bien.
En un post viejo de Fernando, que hablaba de una noche romántica que habían pasado en Tenerife, Carla escribe, ocho meses más tarde, este comentario:
«No se te paró».
Como los lectores y comentaristas de los dos blogs éramos casi los mismos, medio que nos vimos en esa situación chota de tener que elegir. Yo, por supuesto, me sindiqué al blog de Fernando (a pesar de que había conocido el blog de Carla antes). Pero también visitaba el de ella. Una tarde Carla me mandó un mail diciéndome «sos un traidor» y sacó Orsai de sus favoritos. Después supe que había hecho lo mismo con otros comentaristas que se habían suscripto al .rss de Fernando, y no al de ella.
Ponerse de un lado o del otro lado no era estar en contra ni a favor de nadie. Era, creo yo, elegir dónde dejar comentarios. «Fuerza, Fernando, no te comás la cabeza, arreglen las cosas de la puerta para adentro». Ese tipo de mensajes. En realidad ni siquiera sabíamos lo que había pasado entre ellos.
No lo sabíamos, hasta que lo supimos. Porque en el post del 2 de julio Carla contó todo. Escribió, con pelos y señales, que Fernando chateaba con una mina de México que se llama Lucita, y que escribe un blog que se llama «Mi vida como Lucita». Fue un post descarnado el de Carla, porque parece que Lucita era comentarista asidua de ella, y él se la robó para chatear a escondidas. Carla encontró fotos en bolas de Lucita en el gmail de Fernando, y se pudrió.
Al día siguiente Fernando negó todo en su página, y le dejó un comment a Carla que decía:
«Zorra, que eres una zorra y una mentirosa».
Al día siguiente él publicó una foto de Carla cagando en el baño, una foto donde ella aparece muy fea, fumando, y en una posición asquerosa. Carla le pidió en un comment que por favor sacara eso de Internet, que pensara en Pablito, que pensara en los abuelos de Santa Fe, pero Fernando no hizo caso. La foto empezó a circular por todos lados. No hace mucho salió en Oink.
A la semana, Carla publicó en su blog una serie de fotos de micropenes, diciendo que ésa era la poronga de Fernando. Eran fotos detalle, por lo tanto no se podía comprobar si realmente esas poronguitas eran de Fernando o no, pero Carla logró lo que quería: humillar a su marido delante de todos nosotros, y que todo el Ayuntamiento de Alicante se riera de Fer.
Después llegó agosto, que acá son vacaciones, y los dos dejaron de pelear. Así, de golpe y porrazo. «¿Están mejor?», le pregunté por MSN un día a Fernando, al ver que las aguas se habían calmado un poco. «No, estoy viviendo en un hotel, pero no tiene sentido pelear… si en agosto nadie nos lee».
Yo me acuerdo que, con Cristina, desde el ciber del camping, dos por tres entrábamos a los blogs de ambos, a ver si había pasado algo nuevo, pero nada. Silencio absoluto. Sin embargo, cuando empezó septiembre, como si alguien hubiera levantado un telón imaginario, o les hubiera echado sal en el culo, los dos empezaron de nuevo a putearse y a publicar fotos y a sacar sus trapitos al sol.
Hace tres semanas pasó lo que nos imaginábamos que iba a pasar. Carla le bloqueó a Fernando la contraseña del fotoblog de Pablito, y ahora Fer no puede ver las fotos de su hijo. Desde hace una semana están los dos todo el día en los juzgados, peleando por la tenencia del fotoblog. «Que es mío porque yo lo dí de alta en blogspot», dice uno. «Que es mío porque yo colgué más fotos que vos», dice la otra; esas cosas que pasan siempre.
Yo, la verdad, no estoy a favor de nadie. Para mí que son los dos unos egoístas y unos orgullosos que piensan nada más que en ellos. Y el que paga el pato, como siempre, es el fotoblog del nene, que no tiene la culpa de nada.