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Pausa
Viví quince años en España y mi primera hija es catalana. Es horrible cuando un hijo tuyo va al colegio en otro idioma, cuando sueña en otro idioma.
¿A que cuesta explicar la patria en abstracto? Ustedes, los que viven en ella, están casi obligados a hacerlo en estos días, por culpa del Bicentenario. Se rompen la cabeza para encontrarle una respuesta a dos preguntas: ¿qué es Argentina?, ¿qué es ser argentino?
A quince días del Bicentenario, la comunidad de argentinos que vivimos en España sentimos que nuestro festejo parecerá un oxímoron. ¿Vamos a festejar qué? Si en España ni siquiera se le llama comunidad al grupo de personas que comparten raíz: le llaman colectivo.
Pobre Messi. Esta semana, después del partido con Alemania en Múnich, la prensa española tituló con mala leche: «Argentina hunde a Messi». Que en idioma más neutro sería decir que un equipo gris no deja lucir al niño mimado, a la luz de sus ojos.
Creo que vuelvo al amanecer con gripe, que no hay escuela, y entonces me quedo en la cama a descubrir la televisión matutina, que es muy rara: primero Telescuela Técnica, después las Manos Mágicas y a las once Patolandia el programa feliz. A dejarme poner la bolsa de agua caliente en los pies. A eso creo que vuelvo cuando voy. Pero también a otras cosas.