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Pausa
Diecisiete años tendríamos, Chiri y yo, mi mejor amigo y yo. Estábamos en mi pieza de arriba escuchando Pescado Rabioso y suena el teléfono. Atiendo y del otro lado alguien dice un color y un apellido. Y yo me pongo pálido. Tapo el auricular y le digo a Chiri, asustadísimo: —¿Sabés quién llama? El Negro Sánchez está llamando.
Aquí, en el hospital, hay un solo televisor para treinta y dos enfermos. Pero ese no es el problema. El problema es que hay cuatro mandos a distancia para el mismo televisor. Los mandos a distancia tienen el mismo valor que el dinero fuera de aquí. El que tiene el mando, tiene el poder.
Gracias a Dios el Nacho se salvó de la conscripción, porque justo ese año Menem la puso voluntaria. El Zacarías siempre dice que si la hubiera hecho no habría salido tan puto, pero yo creo que si me lo ponían al Nacho un año entero con un montón de soldaditos, hoy por hoy en vez de futuro padre sería travesti.