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Pausa
En Europa hay crisis, pero no proliferan las salas de bingo, ni la lotería clandestina, ni la adicción a la hípica, como quizás ocurre en los países emergentes.
Toda mi vida he asociado la noche de reyes con un olor y un sonido. A las madrugadas del cinco al seis de enero, como toda criatura ansiosa, yo no las dormía sino que las soportaba en vela, conteniendo la respiración e intentando escuchar los pasos de los camellos sobre el mosaico. En la oscuridad de la noche, sin embargo, solamente se podía distinguir el runrún del ventilador. Ahora ya soy grande, pero cada vez que me despierto con el ventilador prendido, el corazón me late como si al lado de mis zapatos pudiese haber regalos.
La Negra Cabeza tiene los días contados en casa, porque ya se está pasando de castaño oscuro. Y no es solamente porque sea media bruja y crea en todas las supersticiones (yo también soy creyente): el problema es que es exagerada con sus manías de la mala suerte, y además viene con las tradiciones paraguayas, que son completamente distintas que las de acá.