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Pausa
Desde chico descubrí que soy un uruguayo atrapado en el cuerpo de un argentino. Ya de chiquito pensaba, vivía y sentía como uruguayo, por más que tratara de ocultarlo, sobre todo por el qué dirán. Mi mamá se dio cuenta una tarde que me vio tomando mate con la silla al revés.
Es difícil explicar lo que sentimos, estando aquí, tan lejos, cuando nos llegan de Argentina buenas noticias. Aunque parezca mezquino (y no lo es) la felicidad se nos empaña con el aliento de una tristeza vaga.