Hay 0 resultados sobre Mercedes

17 Mar

«Lechón, ven a poner la mesa», me dijo ayer mi mujer, en un tono sarcástico, y a mí me sonó muy extraño el mote, porque lechón no es una palabra que se use en la península. Más tarde me llamó Chiri y me comentó, entre risas ahogadas, que mi madre había dejado un comentario muy largo en el blog, explicando con pelos y señales cómo había sufrido ella el día en que yo nací, hace ahora cuarenta años. En ese comentario es donde me llama lechón y le cuenta a todo el mundo intimidades que me avergüenzan.
«Lechón, ven a poner la mesa», me dijo ayer mi mujer, en un tono sarcástico,...
Inéditos

18 Sep

A esta novela no recuerdo haber escrito nunca. Claro que la escribí yo, pero no me di cuenta, hasta hace unos meses, de que aquel montón de historias podían ser una sola.

A esta novela no recuerdo haber escrito nunca. Claro que la escribí yo, pero no...
El pibe que arruinaba las fotos

16 Mar

En la infancia yo siempre arruinaba las fotos. Todas las fotos. A los tres años empecé a desarrollar esta patología extraña, perversa, fruto de algún complejo o trauma no resuelto.

En la infancia yo siempre arruinaba las fotos. Todas las fotos. A los tres años...
El pibe que arruinaba las fotos

16 Mar

De pronto yo estaba en el hogar donde pasé la adolescencia; lo supo primero mi nariz. Los ojos se acostumbran tarde a la penumbra, pero mi olfato reconoció enseguida el olor inconfundible de la casa de la calle Treinta y Cinco.

De pronto yo estaba en el hogar donde pasé la adolescencia; lo supo primero mi...
El pibe que arruinaba las fotos

16 Mar

El doce de septiembre del año dos mil noventa y ocho Woung viajará por segunda vez en el tiempo. Siempre, desde chico, había querido conocer a su tatarabuelo, porque Woung también es escritor, un joven escritor de veintitrés años.

El doce de septiembre del año dos mil noventa y ocho Woung viajará por segunda...
El pibe que arruinaba las fotos

16 Mar

La última vez que había estado en Argentina no existía mi hija. Cinco años después volvía a pisar el país, y no existía mi padre.

La última vez que había estado en Argentina no existía mi hija. Cinco años después...
El pibe que arruinaba las fotos

18 Feb

Tengo infinidad de recuerdos infantiles alrededor del tema. Elijo uno al azar. Una vez, en un recreo, alguien notó que yo tenía tetas. Y otro, que estaba en el mismo grupo, dijo: «Tenés suerte, Gordo, podés tocar una teta cuando quieras». Me lo dijo de verdad, no era un chiste. Esa mañana yo tenía siete años y estaba enamorado de Paola Soto. A la noche me miré al espejo y me pregunté cómo era posible tener más tetas que el amor de mi vida. No me pareció bueno experimentar el romanticismo en desventaja.

Tengo infinidad de recuerdos infantiles alrededor del tema. Elijo uno al azar. Una vez, en...
Renuncio

2 Jan

«Como si nos costara poco traer el pan, el Caio pasó un rojo y nos cayó una multa». Ésas fueron las primeras palabras de este cuaderno, el 26 de septiembre de 2003, ahora hace ya cinco años.

«Como si nos costara poco traer el pan, el Caio pasó un rojo y nos...
Más respeto que soy tu madre

2 Jan

Este libro recopila las confesiones de un ama de casa mercedina de cincuenta y dos años, un marido, tres hijos y un suegro. Mirta Bertotti escribe aquí sobre su familia, sobre su vida y también repasa su temor a la vejez, al tedio matrimonial y al descalabro económico.

Este libro recopila las confesiones de un ama de casa mercedina de cincuenta y dos...
Más respeto que soy tu madre

19 Aug

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Pausa
La publicidad muestra a un canario en una cocina. El pájaro va hasta la hornalla y es tragado por una campana extractora de la marca Balay, eficaz y silenciosa. Para que no haya problemas con las asociaciones que defienden los derechos del animal, unas letras pequeñitas advierten: ficción publicitaria, no sea cosa que alguien crea que han matado al pájaro en serio. Acaba la tanda y comienza el programa de Arguiñano. El cocinero mete un animal vivo en una olla. Lo vemos morir lentamente, sin letras pequeñas, sin culpa.
La publicidad muestra a un canario en una cocina. El pájaro va hasta la hornalla...
Charlas con mi hemisferio derecho
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