Cuando Cristina no me ve, cuando se descuida, cuando baja la guardia o se duerme, unto el chupete de Nina en un tarro de dulce de leche Chimbote, y se lo pongo en la boca con gesto conspirativo. Entonces espero que mi hija deguste el manjar, que se le dilaten las pupilas, que haga una especie de sonrisa triunfal y que se llene de genuina argentinidad.