Recetas argentinas de exportación
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España, decí Alpiste

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La alta cocina consiste en servir los platos de siempre, presentados de un modo extravagante para poder cobrarlos un ojo de la cara. La argentinidad, bien entendida, es más o menos lo mismo. El chiste famoso debería ser diferente: «Cocine a un argentino por lo que vale, sírvalo caliente, y cóbrelo por lo que dice valer». Así que coja papel y lápiz, señora, porque en el artículo de esta noche le enseñamos a preparar cuatro platos argentinos de fama mundial.

Asado de zorzal criollo

Ingredientes
  • 1 cantor uruguayo
  • 1 letrista tierno
  • 2 guitarristas
  • 4 películas de hollywood
  • azúcar, pimienta y sal
Preparación

Ponga un cantor uruguayo —lo mismo puede ser francés— en una década bien enmantecada (por ejemplo la del veinte), y mézclelo con un letrista argentino que no chorrée mucha grasa, hasta que se compenetren. Agréguele dos guitarristas a los costados, y engomine al cantor suavemente hasta que quede brilloso. Déjelo cantar para que se hinche. Cuando comience a sonreir y deje de parpadear, colóquele encima cuatro películas de Hollywood. Manténgalo macerando en vinilo sin que pierda frescura. Antes de que se le agriete la piel, páselo por medellín y cocínelo a fuego lento. Sírvalo caliente.

Consomé Nacional

Ingredientes
  • 1 país
  • 4 climas
  • 2 premios Nobel
  • 1 guerra
  • 1 actriz
  • 1 general
  • 450 gr. de cabecitas (negras)
  • trigo y oro, a gusto
Preparación

Coloque en un país —bien condimentado— seis millones de toneladas de trigo, cuatro climas y dos premios Nobel. Mezcle todo hasta que se acabe la segunda guerra. Vaya espolvoreándole oro y plata hasta que el país consiga una textura de séptima potencia mundial. Una vez enriquecido, ponga en un bol una actriz barata, un general impotente y 450 gramos de cabecitas negras. Mezcle todo durante dos presidencias hasta que la grasa comience a desbordar y el país se agite por completo. Si lo desea, congele el consomé 18 años y repita la operación. Una idea original: en lugar de actriz barata, la segunda vez puede sazonar con trocitos de cabaretera.

Cazuela de Cebollita

Ingredientes
  • 1 zurdo tímido
  • 1 bombonera
  • ½ kg. de cocaína
  • 1 cazuela de paparazzi
Preparación

Consiga un jovencito tímido (de unos 11 años) y enharínelo hasta que se le infle el pecho y la pierna izquierda comience a dorarse y adquiera brillo propio. Colóquelo en una bombonera para que consiga mayor sabor, y antes de su edad adulta espolvoréelo con medio kilo de cocaína. Cocínelo en una cazuela de fotógrafos durante cuatro mundiales hasta que dé todo su jugo; después quítele la piel, córtele las piernas y comience a hervirlo. Cada vez que esté a punto de ebullición, agregue agua fría para que no se muera del todo. Déjelo engordar, arránquele la grasa, déle la vuelta y sírvalo por canal trece una vez a la semana.

Rugbier frito en salsa cubana

Ingredientes
  • 1 continente joven
  • 1 rugbier
  • 1 libro de Marx
  • 1 motocicleta
  • 1o cubanitos
  • 1/2 litro de aceite de oligarquía
Preparación

Llene un continente de injusticias y coloque en medio a un jugador de rugby de clase alta, un libro de Marx y una motocicleta. Tape todo con un repasador y deje macerar en un sitio húmedo durante algunos años. Mientras tanto, vaya pelando diez cubanitos y ponga un cerdo en una sartén. Cuando el rugbier se haya empapado de marxismo (verá que adquiere un tono cobrizo y le aparece una boina en la cabeza) quítele la motocicleta y revuélvalo junto a los cubanitos. Lleve todo a la sartén hirviendo hasta que no queden restos de cerdo. Retire al rugbier (dejando hervir a los cubanitos en la salsa), péguele un tiro y trocéelo hasta que se convierta en camiseta.

Hernán Casciari