Los escándalos por pederastia en ciertos sectores de la Iglesia Católica, que aturden a Irlanda, Alemania, Francia y Gran Bretaña, comienzan a oírse, con mayor recelo pero con firmeza, también en España e Italia, países donde la fe católica está más arraigada.
Una doble campaña publicitaria —con tintes de revolución religiosa y conmoción vehicular— ha ganado las calles de Barcelona, Málaga y Madrid. Desde hace ya tres semanas puede verse, en los laterales de los colectivos de línea españoles, una publicidad enorme que dice, textualmente en letras mayúsculas, rojas y negras: «Probablemente Dios no existe; deja de preocuparte y disfruta de la vida».
Hay dos clases de miserables que te tocan el timbre antes de las nueve: los vendedores y los cobradores. Sólo se diferencian en que los cobradores no sonríen cuando les abrís. El que me tocó el timbre ayer era un vendedor. Tenía esa sonrisa amable que pide a gritos una trompada. Yo, en piyama, no tuve reflejos ni para cerrarle la puerta en la nariz. Entonces él sacó una planilla, me miró, y dijo algo que no estaba en mis planes.