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Pausa
Las personas que se nos aparecen en los sueños tienen caras que alguna vez vimos en la vida real. Si en tu sueño sos futbolista, por ejemplo, cada uno de los cien mil espectadores de la multitud tiene la cara de alguien que pasó por tu vida: actores viejos, compañeritos de la primaria, un tipo que tocó el timbre de tu casa para venderte una aspiradora, una maestra de música suplente, el que quieras.
Salgo muy poco, pero cuando no queda más remedio me pone muy triste ver los autos en la calle, estacionados. No puedo reconocer a ninguno, no sé de qué marca son, ni de qué país. Antes los autos eran todos distintos, como los humanos. Cuando yo era chico los autos tenían personalidad. Había autos fornidos, prepotentes; los había tímidos y perezosos. Ahora son todos igualitos: redondeados arriba, medio aerodinámicos, y de colores tristes. Antes no.