Play
Pausa
Salgo muy poquito a la calle, pero cuando no queda más remedio y tengo que hacer un trámite o algo, me pone muy triste ver los autos en la vereda, en las avenidas, estacionados.
Salgo muy poco, pero cuando no queda más remedio me pone muy triste ver los autos en la calle, estacionados. No puedo reconocer a ninguno, no sé de qué marca son, ni de qué país. Antes los autos eran todos distintos, como los humanos. Cuando yo era chico los autos tenían personalidad. Había autos fornidos, prepotentes; los había tímidos y perezosos. Ahora son todos igualitos: redondeados arriba, medio aerodinámicos, y de colores tristes. Antes no.
De repente, de un día para el otro, descubren soluciones simples que hubieran sido fantásticas conocer mucho antes.