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Pausa
A raíz de una espantosa confusión (que involucra un casete de chistes verdes de Jorge Corona colocado en el sitio incorrecto) mi hija de cinco años cree que el vocablo «guerra» es una mala palabra.
A veces me quedo mirando a mis compañeros de encierro, sus peleas, sus amistades, y parecemos el mundo, todos los países del mundo. Si yo fuera un país sería uno bien gordo, pero al mismo tiempo sería un país que se despedaza con los años. Sería Rusia. El Niño Andoni, que es pequeñito y nos vende tabaco a precio de coste, es sin lugar a dudas Andorra. El Gelatinas se mueve todo el tiempo por su problema de parkinson, y además le gusta comer cosas picantes. Sería México y sus terremotos.
Una lectora sagaz me dice en el comentario 227 del artículo llamado España, decí alpiste, que Argentina no es mejor ni peor que España, sólo más joven. Me gustó esa teoría y entonces inventé un truco para descubrir la edad de los países basándome en el sistema perro. Desde chicos nos explicaron que para saber si un perro es joven o viejo había que multiplicar su edad biológica por 7. Con los países, entonces, hay que dividir su edad por 14 para saber su correspondencia humana.