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Pausa
En el año 2005 vino mi papá por primera vez a visitarme a Barcelona. Y lo primero que hice cuando llegó fue llevarlo a ver al Barça. Cuando entré con Roberto al Camp Nou, me sentí, por primera vez, llevándolo a él a la cancha.
Tengo una hija catalana de quince años que me preguntó ayer, por WhatsApp, por qué todos sus contactos argentinos repetían muchas veces el apellido Fernández en las redes sociales.
Viví quince años en Barcelona. Y tardé un montón en entender a los catalanes. Cuando llegué, en el 2000, su lucha por la independencia me daba risa. No entendía nada de lo que decían.
Viví quince años en España y mi primera hija es catalana. Es horrible cuando un hijo tuyo va al colegio en otro idioma, cuando sueña en otro idioma.
La noche del veintisiete de diciembre de 2001, una semana después del gran quilombo, ya habíamos tenido cuatro nuevos expresidentes y yo buscaba con desesperación, en Barcelona, un bar con televisión satelital para ver a Racing salir campeón en un país que se estaba cayendo a pedazos.