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Pausa
Cuando mi hija estaba a punto de cumplir tres años, es decir, cuando iba a empezar la escuela, decidimos irnos de la gran ciudad, que es preciosa pero inmensa, para buscar un pueblo chiquito, una casa con pasto, un lugar con animales cerca.
Cuando nació la Nina no tuve ganas de escribir sobre otra cosa que no fuera el descubrimiento de la paternidad. Yo mismo notaba, en los ojos de todos, el cansancio de mi discurso baboso. En Orsai intenté controlarme, y prometí que sólo escribiría sobre el tema los días veinte de cada mes, y así lo hice durante el primer año. Después conseguí calmar el borbotón, al menos de puertas para afuera. La semana pasada Nina cumplió cuatro años, y hoy casi somos día veinte... Es un buen momento para volver sobre el asunto.
Estuve todo el fin de semana con un retortijón en el estómago por culpa de unas declaraciones de María Kodama a la prensa española: «A Borges le gustaba Pink Floyd», aseguraba, muy alegre de cuerpo, la viuda. Y no es que esté en contra de la música moderna; lo que me pone los pelos de punta es esta moda, contemporánea y ruin, de que los herederos saquen a relucir las intimidades de sus parientes inmortales. Sobre todo cuando lo que cuentan son esas pequeñeces de entrecasa que los muertos más han querido esconder.
Creo que vuelvo al amanecer con gripe, que no hay escuela, y entonces me quedo en la cama a descubrir la televisión matutina, que es muy rara: primero Telescuela Técnica, después las Manos Mágicas y a las once Patolandia el programa feliz. A dejarme poner la bolsa de agua caliente en los pies. A eso creo que vuelvo cuando voy. Pero también a otras cosas.
Mi abuelo Marcos aseguraba que ningún hombre adulto era capaz de tener recuerdos anteriores a los seis años. Entonces redacté todos mis recuerdos de la primera infancia, desde los dos años hasta los seis. Esta ese la segunda parte.
Mi abuelo Marcos aseguraba que ningún hombre adulto era capaz de tener recuerdos anteriores a los seis años. Entonces redacté todos mis recuerdos de la primera infancia, desde los dos años hasta los seis. Esta ese la primera parte.