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Pausa
En 2003 yo escribía mi primera novela por Internet, de forma anónima, disfrazado de una ama de casa mercedina que se llamaba Mirta. Nadie sabía que el que escribía era yo. Para hacerlo más ambiguo todavía, le abrí a Mirta un correo electrónico.
Hace un montón de años (yo creo que fue en el siglo pasado, porque tengo el recuerdo del logotipo de Nuevediario), ocurrió en el noticiero una cosa única. Un chico de quince años había atropellado con el auto a otro chico. Sin carnet y posiblemente borracho, se había escapado sin ayudar.