Hay 0 resultados sobre las catástrofes

7 Ago

Años atrás mi tataranieto Woung comenzó a enviarme informes sobre el devenir del siglo XXI. Los lectores consecuentes de Orsai quizá recuerden ese primer texto, en donde mi pariente explica cómo sería la vida hasta el año 2026, cuando un chileno logra ganarle una partida de ajedrez a una computadora construida por un chimpancé. Y luego el segundo texto que va hasta 2046, fecha en que el ser humano descubre que el apéndice es un segundo pene. Hoy he recibido la tercera carta... El futuro es escalofriante.
Años atrás mi tataranieto Woung comenzó a enviarme informes sobre el devenir del siglo XXI....
El nuevo paraíso de los tontos

7 Ago

1º DE DICIEMBRE. Ya ha pasado una semana desde la desaparición de África y sigo sin sentir dolor por el destino del mundo. Estoy harto de que nadie piense en retomar el curso de la vida, harto de que no se oiga hablar de otra cosa en la prensa, en la calle, en la televisión. África por aquí, África por allá... La desaparición del continente es un tema importante, pero no entiendo cómo se las arregla la gente para cotorrear día y noche sobre un asunto del que nadie sabe qué decir. En otro orden de cosas, Soledad no me ha llamado.
1º DE DICIEMBRE. Ya ha pasado una semana desde la desaparición de África y sigo...
El nuevo paraíso de los tontos

9 Feb

Cuando leo en las revistas de divulgación que quizás un meteorito impacte contra la Tierra y nos destruya en el año 2213, casi nunca estoy de acuerdo con la primera persona del plural. ‘Nos’ destruya. ¿A quiénes? ¿A nosotros? Es improbable, porque todos ya vamos a estar muertos desde mucho antes: el becario que escribió el artículo; el jefe de sección que lo mandó a redactar; yo mismo, que leo aburrido la noticia en la peluquería; el peluquero, que se cree todo y después sufre; incluso la señora que espera el turno para hacerse el brushing. Todos vamos a estar muertos mucho antes de que pase la catástrofe.
Cuando leo en las revistas de divulgación que quizás un meteorito impacte contra la Tierra...
El mejor infarto de mi vida