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Pausa
El otro día me invitaron a un casamiento, que es como si me hubieran tirado encima un tarro de mierda. No me gustan los casamientos. En las fiestas de casamiento yo soy el que se queda solo, sentado a un costado, atrás, en una mesa, mientras los demás bailan fingiendo que son un trencito.
Creo que vuelvo al amanecer con gripe, que no hay escuela, y entonces me quedo en la cama a descubrir la televisión matutina, que es muy rara: primero Telescuela Técnica, después las Manos Mágicas y a las once Patolandia el programa feliz. A dejarme poner la bolsa de agua caliente en los pies. A eso creo que vuelvo cuando voy. Pero también a otras cosas.