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Pausa
Esto me pasó a finales de 2002. Yo estaba en Madrid, hacía menos de un año que vivía en España, y ya extrañaba un montón Buenos Aires. Tenía un trabajo nocturno bastante aburrido, y esa noche me estaba yendo a trabajar. Eran las dos de la madrugada. Iba tranquilo por la calle, escuchando música con los auriculares. Escuchaba tango, porque cuando vivís en Europa y es de noche siempre escuchás tangos para sentirte peor.
Nadie se pregunta para qué sirven los embajadores argentinos en cada país del mundo. Les sospechamos actividades poco esforzadas, los imaginamos en perpetuos ágapes, y siempre conocemos a alguien que conoce al hijo o a la hija de alguno.