Hay 0 resultados sobre los padres

29 Jul

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Hace algunas semanas Harry Salvarrey me invitó a leer cuentos a Desarmadero, su bar en Palermo. Fue justo antes de mi viaje a Italia y era una noche fría. Muchas personas habían intentado conseguir un lugar, y los que pudieron entrar se acomodaban como podían, a veces compartiendo mesa con desconocidos.
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Cuentos contra reloj

2 Mar

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Desde el robo que tuvimos en diciembre, cada vez que mi papá sale temprano me levanta de la cama y me dice: «Brian, te quedás cuidando lo que yo más quiero». Y a mí me da orgullo esa responsabilidad. Porque tengo diecinueve años y ya soy un hombre, y porque en la casa quedan durmiendo mi madre, Rosario, y Esmeralda, que es como si fuera mi hermana.
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Cuentos contra reloj

19 Oct

Durante la infancia mi mamá mandaba a mi hermana a hacer los mandados al almacén, nunca me mandaba a mí. Yo empecé a ir al almacén a los trece años por propia voluntad. Una vez mi papá se tuvo que cocinar él mismo porque mi mamá no estaba. Mi abuela se enteró y le hizo un escándalo a su nuera: «¿Cómo es posible, nena? ¡Él es el hombre de la casa!».

Durante la infancia mi mamá mandaba a mi hermana a hacer los mandados al almacén,...
El mejor infarto de mi vida

8 Mar

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No me gustan las escenas de amor en público por algo que le pasó a un amigo de la escuela a los doce o trece años. Se llamaba Gastón Cupi y me encantaba que me invitara a tomar la leche a su casa: era siempre una aventura. En mi casa todo era normal; Chichita y Roberto eran bastante adultos, o habían madurado pronto, y yo no les podía hablar de cualquier tema, ni mucho menos hacerles cierta clase de chistes. En cambio los padres de Gastón Cupi todavía no habían madurado tanto, eran viejos de treinta y pico pero parecían más jóvenes.

No me gustan las escenas de amor en público por algo que le pasó a...
El mejor infarto de mi vida

26 Ene

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Hace un mes, en diciembre, eran casi las ocho de la mañana de un miércoles y yo estaba viendo fútbol por televisión. Era demasiado temprano para ver fútbol, pero el partido ocurría en el lejano Oriente. De golpe, un japonés pateó con fuerza y el arquero de River la sacó al corner con dos dedos. Unos segundos después me puse a llorar, sentado en la cama, como un estúpido. Y me acordé de algo que pasó hace diez años, cuando llevé a mi papá por primera vez a ver un partido del Barça.
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El mejor infarto de mi vida

10 Nov

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Mi pueblo natal se llama Mercedes, está en una llanura verde de la provincia de Buenos Aires y cuando lo miro con el Google Maps tiene la forma exacta de dos alegrías que perdí: mi adolescencia y mi padre. Cuando alcancé tardíamente la madurez, a los veinticinco, el pueblo dejó de fascinarme y fui de visita cada vez menos; cuando murió mi padre, en 2008, dejé de ir para siempre.

Mi pueblo natal se llama Mercedes, está en una llanura verde de la provincia de...
El mejor infarto de mi vida

20 Sep

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Tengo cuarenta y cuatro años y hace más de cuarenta que el fútbol no me importa. Empezó a no importarme cuando mi padre me dijo, en 1974, que su única ilusión era ver los mundiales acompañado. Yo tenía tres años y solamente buscaba un cosa en la vida: temas para conversar con él. Si mi padre hubiera dicho «mi ilusión es que te gusten los carros de combate alemanes de la marca Panzer», hoy miraría documentales sobre la Segunda Guerra y escribiría cuentos bélicos. Pero no fue así.

Tengo cuarenta y cuatro años y hace más de cuarenta que el fútbol no me...
El mejor infarto de mi vida

28 May

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Me salvé de la colimba y de la guerra. Me salvé de ser vegetariano. Me salvé de muchas cosas horribles. Pero no pude esquivar la bala más dolorosa: llevar a mi hija a un concierto de Violetta. No le pude decir que no, porque en el fondo yo mismo le inculqué el consumo de cosas argentinas.
Me salvé de la colimba y de la guerra. Me salvé de ser vegetariano. Me...
El mejor infarto de mi vida

24 Abr

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Era un loft hermoso, amplio, casi sin muebles. Lo más caro que le compré fue un sommier de plaza y media, con resortes bicónicos, porque en 1998 lo único que me importaba era dormir. Se lo alquilaba a un alemán viudo que vivía en el primer piso con su hija. Hans era un pelado de ojos tristes que recibía el Deutsche Post. Sandra tenía mi edad, unos veintisiete. Cuando Hans me alquiló la casa y me explicó los detalles, no me avisó que su hija tenía problemas.

Era un loft hermoso, amplio, casi sin muebles. Lo más caro que le compré fue...
El mejor infarto de mi vida

16 Abr

Solamente puedo escribir cuando se me antoja. No tengo eso que se llama el oficio. Para peor, se me antojan pocos temas: mi hija, los cambios en la sociedad, el fútbol, la hipocresía en las relaciones y la exageración de un tiempo anterior o un sitio querido. En doce años de archivos no encontrarán más que variaciones sobre esos tópicos. También verán, si navegan un poco, un par de baches de silencio en el blog. Estoy en medio de uno.

Solamente puedo escribir cuando se me antoja. No tengo eso que se llama el oficio....
El mejor infarto de mi vida
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