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Pausa
Una tarde de 2006 sonó el portero eléctrico de mi casa, en Barcelona.
—Hola, soy Woung, ¿está Hernán? —me dijeron.
Una voz joven.
—Sí, él habla.
—Ay, necesito verlo. Me vuelvo esta noche, hice el viaje para conocerlo. ¿Podré pasar un ratito?
Salgo muy poquito a la calle, pero cuando no queda más remedio y tengo que hacer un trámite o algo, me pone muy triste ver los autos en la vereda, en las avenidas, estacionados.
La arquitecta Candela Prieto estaba a punto de apagar la compu de su oficina cuando recibió un mensaje en Facebook:
—Hola, me llamo Candela Prieto y tengo diez años. Te escribo desde el pasado. Me alegra saber que en el futuro voy a ser flaca y linda. ¿Me agregás como amiga?
—¿Vos sos el jefe de Chiri? —me preguntó Nina. —No. —Entonces Chiri es tu jefe. —Tampoco, pensamos la revista entre los dos. —¿Y si no están de acuerdo en algo, quién gana?
Leo en la prensa económica que, entre las varias empresas que tienen pensado salir a bolsa este año, se encuentra Polaroid, y me sorprende leer el nombre de esa marca tantos años después, justo ahora que la fotografía doméstica se ha convertido en una colección infinita y sin sentido.
Hace algunos días Natalia Méndez, una editora de libros infantiles que suele leer Orsai, preparaba un trabajo universitario y encontró —en la página cinco de una efímera publicación que se llamaba Humi, fechada en septiembre de 1982— un chiste firmado con mi nombre y mi apellido. Con generosidad, Natalia escaneó la página y me la envió por correo, sin saber que, al hacerlo, alumbraba un recuerdo que había estado escondido y a oscuras, en el sótano de mi memoria, durante veinticinco años exactos.
Acabo de bajar el baúl con toda la ropa del Nacho y del Caio de cuando eran recién nacidos, para ver si hay algo que le pueda servir a mi nietito. ¿Y vieron lo que pasa cuando una empieza a meter mano a los baúles viejos? Te encontrás con todo tu pasado.