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Pausa
Según aparece esta semana en la prensa, la pregunta más buscada en Google, con más de sesenta y ocho millones de resultados, es «cómo se hace el amor».
Todavía no he visto a nadie en el tren con un libro electrónico (ebook, para los modernos), pero las grandes empresas ya se están pujando para posicionarse en el mercado. Saben por experiencia que hay que apostar a la monopolización de las costumbres.
Los periodistas o escritores que ahora tienen entre treinta y cincuenta años han escrito su primera novela en una Olivetti de carro ancho y la última en un ordenador portátil.
Acaban de inventar en Japón una maestra de quinto grado. Se llama Saya, tiene la cara de goma y por dentro la surcan cables.
Google ha lanzado esta semana Latitude, un servicio gratuito que permite ubicar —mediante el celular— a los contactos de la agenda que den su consentimiento. La noticia, que fue recibida con algarabía por los usuarios tecnológicos, no profundiza en la flamante problemática del matrimonio moderno.
Anoche le contaba a la Nina un cuento infantil muy famoso, el Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. En el momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: "No importa. Que lo llamen al papá por el móvil".
Dos veces a la semana suena el teléfono en casa, o el timbre, y del otro lado aparece un encuestador. Cada vez hay más y se presentan mejor preparados. Con el tiempo, han aprendido a ser inmunes al NO. Saben minimizar las excusas y están por todas partes, mendigando quince minutos de nuestras vidas. Si un día la Tierra padeciera un conflicto químico que aniquilase todo —plantas, animales, gente— seguirían sonando los teléfonos por la mañana. El encuestador es la nueva cucaracha del mundo.
De repente, un video de You Tube recibe un millón de visitas. Su autora, una gordita de Illinois, escribe con el culo en una pizarra. En casa de la gorda suena el teléfono sin parar. Llaman las radios, la televisión comarcal y tres diarios regionales. Es un día de locos. La madre de la gorda no entiende, pero comienza a sentirse orgullosa. Dos días más tarde la gordita saldrá al aire en el show más visto de la cadena NBC. Y después ya no ocurrirá más nada. Silencio. La gorda intentará grabar otras hazañas, pero su momento habrá pasado.