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Pausa
Cada vez que, como ayer, detienen a un montón de etarras, yo me levanto temprano y me compro todos los diarios, porque siempre aparecen las fotos de los terroristas (la mitad son mujeres). Y yo creo que no hay mujer más linda en todo el mundo que las chicas de ETA. Son igualitas, en el mejor sentido de la palabra, a lo que en la adolescencia llamábamos «las varoneras».
De noche, cuando en casa mi vieja duerme, salgo a lo oscuro y me escondo atrás de un zaguán o de una enredadera o del baldío de Suárez. Cuando aparece una (puede que me pase dos horas esperando, porque en Mercedes de noche no andan mujeres), sea linda o sea fea, le tapo la boca con la mano y la arrastro hasta el terrenito que está pasando DuPont.