Play
Pausa
Mi mamá, Chichita, tenía unas primas más jóvenes que ella. Y, como eran solamente un poco mayores que yo, las llamé siempre mis primas. Yo las veía una vez por mes, en San Isidro. Mis primas trabajaban para Charly García. Es decir que la primera vez que escuché un disco de Charly, en realidad, escuché el disco del jefe de mis primas.
Una tarde de 2006 sonó el portero eléctrico de mi casa, en Barcelona.
—Hola, soy Woung, ¿está Hernán? —me dijeron.
Una voz joven.
—Sí, él habla.
—Ay, necesito verlo. Me vuelvo esta noche, hice el viaje para conocerlo. ¿Podré pasar un ratito?
La noticia más espantosa de esta semana fue sin dudas el incendio del avión ruso. Y fue espantosa porque uno de los pasajeros, Dmitry Khlebushkin, que ocupaba un asiento de la fila diez, entorpeció la salida para poder salvar su equipaje de mano. Es casi una fábula infantil para enseñarles a los chicos lo que es el egoísmo. ¡Pero no fue una fábula, fue de verdad!
El otro día soñé, e incluso lo conté acá mismo, que volvía a mi casa de la infancia, y que me veía a mí mismo cuando tenía quince años, escribiendo a la noche, mi primera novela. No quise hablar conmigo mismo, pero me puse a recorrer la casa y llegué a mi habitación, a mi habitación de adolescente.
El otro día me invitaron a un casamiento, que es como si me hubieran tirado encima un tarro de mierda. No me gustan los casamientos. En las fiestas de casamiento yo soy el que se queda solo, sentado a un costado, atrás, en una mesa, mientras los demás bailan fingiendo que son un trencito.
Mi papá fue la persona más tímida que yo conocí en la vida. Supongo que su principal objetivo era pasar desapercibido. Era gestor impositivo. Se pasaba el día contando plata que no era de él. Y yo lo miraba todo el tiempo porque no sabía, no lo podía entender.