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Pausa
El gran terror de mi vida es no saber cuándo voy a ser, por fin, desenmascarado. Es mi terror recurrente: estar expuesto a que las personas que me sospechan inteligente, o mundano, o simpático, o capacitado para alguna tarea compleja descubran la verdad: descubran que soy un imbécil.
Cuando llegué a España, lo primero que quise hacer fue escribir una novela y no me salía nada. Pasaba horas en la pensión con la hoja en blanco. Entonces un día, ya medio muerto de hambre, tuve que ir a buscar trabajo. Me compré los clasificados, llamé a un lugar donde necesitaban un redactor y me contrataron. Fue el trabajo más raro que tuve en toda la vida. Fue, además, mi primer trabajo en España.
Una vez, en un recreo —segundo grado sería—, alguien se dio cuenta de que yo tenía tetas y otro chico, de mi misma edad, me dijo:
Resulta que no hace mucho publiqué en este blog una historia de amor, Tetas, que me ocurrió a los ocho años. Los personajes que aparecían en el cuento eran compañeros de tercer grado que no vi nunca más, porque al año siguiente me cambiaron de curso. Como en la historia usé nombres y apellidos reales, uno de aquellos compañeros, Juan José Bugarín, me escribió un correo electrónico tan pronto se vio mencionado.
En Europa hay crisis, pero no proliferan las salas de bingo, ni la lotería clandestina, ni la adicción a la hípica, como quizás ocurre en los países emergentes.
Siempre me arrepentí de esto que voy a contar. Estábamos en el Tortoni, en las tertulias de los jueves. Había viejos que leían cosas, pero nosotros íbamos a emborracharnos. Uno de esos jueves el poeta Salas golpeó la mesa y se quedó en silencio, humillado, mientras nos cagábamos de la risa. No lo dejábamos leer, nadie le prestaba atención. Yo, sobre todo. Los demás no sé por qué no le hacían caso: yo no le hacía caso porque no lo conocía. No sabía que él era Salas, no sabía nada sobre los poetas que habría de adorar en mi futuro.
Uno de los espectáculos más divertidos que han surgido a raíz de la crisis económica global, es observar los malabares que hacen los países para que sus ciudadanos vuelvan a tirar cosas útiles a la basura.