Hay 0 resultados sobre la amistad

28 May

Play
Pausa

Hubo una época, que para peor fue larguísima, en la que Chiri ejerció un extraño poder sobre mí. Me va resultar difícil explicar esto, por lo que me pido tres páginas en lugar de una. La desgracia empezó al inicio de la edad del pavo, a los doce o trece años, en una plaza de Mercedes cercana a las vías.

Hubo una época, que para peor fue larguísima, en la que Chiri ejerció un extraño...
Messi es un perro y otros cuentos

21 Jun

Play
Pausa

—¿Vos sos el jefe de Chiri? —me preguntó Nina. —No. —Entonces Chiri es tu jefe. —Tampoco, pensamos la revista entre los dos. —¿Y si no están de acuerdo en algo, quién gana?

—¿Vos sos el jefe de Chiri? —me preguntó Nina. —No. —Entonces Chiri es tu jefe....
Messi es un perro y otros cuentos

7 Ago

Play
Pausa
Me encuentro con un viejo compañero de la primaria que no veía desde los años ochenta, y del que tuve noticias a través de una red social. Nos citamos en un bar del centro, nos palmeamos con cariño falso, pedimos unas cervezas. Le digo: "Qué increíble, para lo que acaba sirviendo Facebook". Se ríe fuerte, como si le estuviera tomando el pelo: "Si Facebook sirviera solamente para encontrarme con vos, gordo boludo —me dice—, yo no tendría banda ancha en casa. A mí Facebook me cambió la vida, pero de verdad".
Me encuentro con un viejo compañero de la primaria que no veía desde los años...
El nuevo paraíso de los tontos

31 Mar

Play
Pausa

Siempre me arrepentí de esto que voy a contar. Estábamos en el Tortoni, en las tertulias de los jueves. Había viejos que leían cosas, pero nosotros íbamos a emborracharnos. Uno de esos jueves el poeta Salas golpeó la mesa y se quedó en silencio, humillado, mientras nos cagábamos de la risa. No lo dejábamos leer, nadie le prestaba atención. Yo, sobre todo. Los demás no sé por qué no le hacían caso: yo no le hacía caso porque no lo conocía. No sabía que él era Salas, no sabía nada sobre los poetas que habría de adorar en mi futuro.

Siempre me arrepentí de esto que voy a contar. Estábamos en el Tortoni, en las...
Charlas con mi hemisferio derecho

16 Mar

En la infancia yo siempre arruinaba las fotos. Todas las fotos. A los tres años empecé a desarrollar esta patología extraña, perversa, fruto de algún complejo o trauma no resuelto.

En la infancia yo siempre arruinaba las fotos. Todas las fotos. A los tres años...
El pibe que arruinaba las fotos

16 Mar

De pronto yo estaba en el hogar donde pasé la adolescencia; lo supo primero mi nariz. Los ojos se acostumbran tarde a la penumbra, pero mi olfato reconoció enseguida el olor inconfundible de la casa de la calle Treinta y Cinco.

De pronto yo estaba en el hogar donde pasé la adolescencia; lo supo primero mi...
El pibe que arruinaba las fotos

16 Mar

El doce de septiembre del año dos mil noventa y ocho Woung viajará por segunda vez en el tiempo. Siempre, desde chico, había querido conocer a su tatarabuelo, porque Woung también es escritor, un joven escritor de veintitrés años.

El doce de septiembre del año dos mil noventa y ocho Woung viajará por segunda...
El pibe que arruinaba las fotos

16 Mar

La última vez que había estado en Argentina no existía mi hija. Cinco años después volvía a pisar el país, y no existía mi padre.

La última vez que había estado en Argentina no existía mi hija. Cinco años después...
El pibe que arruinaba las fotos

17 Oct

Teníamos quince años, que para las mujeres es una edad recordable, para los perros el principio de la vejez, y para nosotros, los varones, nada bueno. Los quince masculinos son una transición del habla, una torpeza del cuerpo. Yo no sabía si Pablo se masturbaba, por ejemplo, ni él si yo; todavía hablábamos de cuestiones infantiles. Éramos amigos, bastante inseparables, aunque es verdad que hoy no lo seríamos tanto. Hay una edad, posterior a los quince, en donde las costumbres y los deseos distancian a los hombres.
Teníamos quince años, que para las mujeres es una edad recordable, para los perros el...
Charlas con mi hemisferio derecho

29 Ago

Íbamos en un taxi por la avenida Álvarez Thomas. Al llegar a la esquina de la calle Lugones el semáforo nos detuvo y entonces pude mostrarle a mi hija la fachada de la casa: «Mirá, Nina, fue ahí; en ese balconcito el Chiri me acuchilló». Mi hija alzó la cabeza y vio la ventana triste que todavía, veinte años después, estaba sin pintar. Se emocionó al reconocer el escenario: fue como si hubiera llegado al bosque original de Caperucita y el lobo. Después me pidió que le mostrara la cicatriz y que le contara otra vez el cuento.

Íbamos en un taxi por la avenida Álvarez Thomas. Al llegar a la esquina de...
Renuncio
Play
Pausa
Play
Pausa
Play
Pausa
Play
Pausa

HERNÁN
CASCIARI