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Pausa
La respuesta rápida es por mi hija, por mi esposa, porque tengo una familia catalana. Pero si me preguntan en serio por qué sigo acá, en Barcelona, en estas épocas horribles y aburridas, es porque estoy a cuarenta minutos en tren del mejor fútbol de la historia.
Algo ocurrió esta semana, pero se me escapa el qué. No entiendo nada sobre todo lo que se escribe y se dice alrededor del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés).
Según aparece esta semana en la prensa, la pregunta más buscada en Google, con más de sesenta y ocho millones de resultados, es «cómo se hace el amor».
Esta semana la prensa recogió algunos extraños casos de mala suerte. El primero, y más reciente, le ocurrió a Sean Hodgson, un inglés de 58 años que, hace treinta, fue juzgado y encarcelado en Londres por el asesinato de una camarera.
Una doble campaña publicitaria —con tintes de revolución religiosa y conmoción vehicular— ha ganado las calles de Barcelona, Málaga y Madrid. Desde hace ya tres semanas puede verse, en los laterales de los colectivos de línea españoles, una publicidad enorme que dice, textualmente en letras mayúsculas, rojas y negras: «Probablemente Dios no existe; deja de preocuparte y disfruta de la vida».
Apostasía es la nueva palabra de moda del progre europeo, y también el más moderno temor de la Iglesia Católica.