Play
Pausa
Hace unos cuantos meses me llamó a casa Luis Rull, uno de los organizadores del EBE 2008, para invitarme a dar la charla final, la que cerraría el evento. Como Luis es muy previsor, me llamó en abril o en mayo; hace muchísimos meses. Y posiblemente lo hizo de esta manera, tan anticipada, porque sabe que únicamente digo que sí a las propuestas remotas. Digo que sí a cualquier cosa que me propongan de aquí a seis meses, porque me resulta muy complicado encontrar una excusa creíble.
Malos tiempos para la prensa tradicional del mundo entero. Se acaba el año y los datos son los peores en décadas: el New York Times anunció cien despidos en octubre, Time Warner despidió a quinientos trabajadores de sus revistas un mes más tarde, la BBC recortó sueldos y puestos directivos, hubo otros cien despidos en la editora de The Guardian, mientras que aquí, en España, la editorial que imprime revistas como Marie Claire, Cosmopolitan, Muy Interesante o Mía recortó noventa y tres puestos de trabajo hace unos días.
Entre las variadas reacciones que la opinión pública española experimenta cada vez que la ETA comete un atentado (estupor, hartazgo, impotencia, etcétera), hay una, muy indirecta y quizá frívola, que llama la atención: la mayoría de los españoles se enoja con la prensa británica, se enoja mucho y patalea los días siguientes a cada atentado, a raíz de la forma en que el periodismo inglés informa sobre los hechos en cuestión.
La prensa europea me está sorprendiendo estos días. Le está dando a la tragedia de Haití una cantidad de páginas en prensa, y de minutos en televisión, muy superior a la que suelen dar a la gente negra que se muere en países distantes y pobres.
Aun antes de poner un pie en el hospital, algunos internos vienen precedidos por el rumor de la fama. Ocurre de tanto en tanto, y las enfermeras se ponen tensas y cuchichean en voz baja: «¿Has visto en el periódico a ese que ha matado a toda su familia con una trincheta? Pues dicen que lo traen para aquí». A nosotros no nos avisan de nada, pero nos damos cuenta por el nerviosismo que se respira en todos los rincones. Se trata de los locos mediáticos, los que salen en la prensa antes de llegar.
Cada vez que, como ayer, detienen a un montón de etarras, yo me levanto temprano y me compro todos los diarios, porque siempre aparecen las fotos de los terroristas (la mitad son mujeres). Y yo creo que no hay mujer más linda en todo el mundo que las chicas de ETA. Son igualitas, en el mejor sentido de la palabra, a lo que en la adolescencia llamábamos «las varoneras».